La peor pesadilla para un demócrata sería una fila de cientos de miles de ciudadanos marchando hacia una urna llevando en la mano, todos, la lista del mismo partido. Partido único. Régimen de continuidad perpetua. Fascismo, comunismo, populismo, todos buscaron la forma de perpetuarse en el poder con distintas artimañas y estratagemas. Todos terminaron mal. Pero, mientras tanto, los pueblos sufren un proceso que se agrava hasta que explota (a veces implosiona) y deja un tendal de descomposición social, pobreza y disolución moral y cultural.
En todos los casos, el primer objetivo es cambiar la Constitución y hacerla a la medida de los mandones. ¿Les está sonando familiar?