Voto consular: Pesadilla constitucional

10/8/18
10/8/18

La peor pesadilla para un demócrata sería una fila de cientos de miles de ciudadanos marchando hacia una urna llevando en la mano, todos, la lista del mismo partido. Partido único. Régimen de continuidad perpetua. Fascismo, comunismo, populismo, todos buscaron la forma de perpetuarse en el poder con distintas artimañas y estratagemas. Todos terminaron mal. Pero, mientras tanto, los pueblos sufren un proceso que se agrava hasta que explota (a veces implosiona) y deja un tendal de descomposición social, pobreza y disolución moral y cultural.

En todos los casos, el primer objetivo es cambiar la Constitución y hacerla a la medida de los mandones. ¿Les está sonando familiar?

Es probable que sí. Es difícil que haya pasado inadvertido para algún ciudadano medianamente informado el atentado constitucional perpetrado esta semana en el Senado de La república por una mayoría regimentada del Frente Amplio.

La bancada frentista decidió “interpretar”, según su conveniencia, los derechos y deberes inherentes a la ciudadanía consagrados en la Constitución.

Es la novena vez, desde la vuelta a la democracia, que el Parlamento discute machaconamente si los uruguayos que viven en el exterior pueden votar desde los países a los que emigraron.

En eso, el Frente Amplio sigue la misma receta de todas las dictaduras populistas latinoamericanas. Y al igual que ellas, apenas disimula su proceder antidemocrático y abusivo, apelando a las instituciones legítimas, pero usándolas según  su conveniencia. Ninguna ley electoral puede aprobarse sin los dos tercios de los votos de ambas cámaras. Pero con la excusa de que no modificaban la ley sino que apenas “interpretaban” (novedosa interpretación) la Carta Magna, procedieron por simple mayoría.

Es cierto que la aprobación del engendro no habilita a votar desde el exterior a los uruguayos que emigraron. Apenas posibilita que una comisión elabore un nuevo proyecto, que no contará con los votos de la oposición y, por ende, no será aprobado en el Parlamento porque necesita (reitero) dos tercios de votos.

El tema del voto consular (antes voto epistolar) fue laudado por un plebiscito en el que en forma aplastante el cuerpo electoral no accedió a la pretendida reforma. De manera que el Frente Amplio no sólo se está riendo de la Constitución, sino que también se ríe del pronunciamiento popular.
El régimen que nos gobierna está cumpliendo prolijamente (sólo que con la típica marcha cansina del Uruguay) el libreto del fascismo latinoamericano disfrazado de “socialismo del siglo XXI”. ¡Cuidado! Hay que pararlos antes de que sea tarde. Con el voto. Sólo con el voto.

Aníbal Steffen

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