Ahora hay que bailar

Francisco Faig
Francisco Faig

Cuando en el último número publiqué “cada vez más feroz[1]”, no pensé que parte de lo allí expuesto fuera a ocurrir tan rápido. Pero ocurrió.

Me refiero a que el Frente Amplio y sus compañeros de ruta no demoraron nada en cumplir con las dos tareas que preveía yo serían parte de sus prioridades. Las cito: “Primero, cuestionar la moralidad de los gobernantes de los partidos de oposición de administraciones pasadas: todo lo que vaya en el sentido de decir que antes eran todos ladrones y además neoliberales vendepatrias. Pero también irán contra quienes se desempeñaron en estos gobiernos de izquierda como representantes de la oposición, por ejemplo, en entes autónomos: dar la sensación de que si hubo errores de los frenteamplistas, fueron compartidos por los representantes de blancos y/o colorados que por tanto son igualmente responsables de los errores cometidos.  Segundo, atacar la idea de un buen gobierno posible de la oposición, alegando que ella no está preparada o que no tiene un “proyecto de país” para llevar adelante”.

La segunda prioridad por ahora fue dejada en manos de los analistas “objetivos” – para ponerles nombre y apellido y que no se me diga que pongo gregre para decir Gregorio: en particular, sobre este asunto, leí opiniones de Adolfo Garcé y Gerardo Caetano en este sentido -, que en resumidas cuentas se ocuparon de señalar que a la oposición “le falta” para ser opción de gobierno. (Lo de Adolfo Garcé diciendo que la renuncia de Sendic “lo enaltece” al ex vicepresidente es realmente de antología poética, solo comparable con su análisis previo de que el liderazgo de Sendic había sido impulsado “como por un resorte” cuando cualquier tuerto con cataratas ya podía ver claramente que desde al menos 2013 se apoyaba en gran parte en los dineros públicos de Ancap; o con aquel otro comentario, propio de ciencia ficción, que en estos días alguien hizo de que Sendic había dejado la vara ética “muy alta” con su renuncia).

Obviamente, este tipo de análisis van a reproducirse hasta 48 horas antes de las elecciones de octubre de 2019, de forma de ayudar en lo que puedan, que no es poco por la legitimidad que ocupan en el imaginario de neutralidad académica de los uruguayos, en el objetivo de que el Frente Amplio no pierda. Arrancaron tempranito con los deberes, seguramente porque notan que la cosa está difícil para la izquierda.

Me interesa más la primera prioridad. Sobre el pasado, es una batalla casi perdida, porque el sentido común ciudadano cree que los años 90 son un horror y que el Frente Amplio vino para salvar al país en 2005. Sobre esa caricatura, extendida, matizada, a veces parcialmente argumentada, siempre equivocada pero muy defendida, los partidos de oposición jamás lograron generar ningún discurso alternativo serio, estudiado, bien comunicado, legitimado y argumentado. Algo que no es difícil de lograr, claro, siempre que se busquen aliados culturales y sociales y se encare el asunto en el largo plazo. Pero algo que jamás hicieron, y siguen sin hacer, por lo que esa batalla está (casi) perdida – un poco como la está la de la versión disneylandia-tupa de los años 60, que es la hegemónica hoy en día. Pero eso es harina de otro costal -.

Sobre el presente más reciente, sin embargo, hay tela para cortar. Primero, que se expidió la Junta de Transparencia y Ética Pública sobre el asunto de las tarjetas de TODOS los Directores de Ancap. Eso incluyó, claro está, a los directores blancos de esos años. No hizo NINGUNA observación sobre los gastos de tarjeta corporativa de los directores blancos de esos años. Es un dato importante que no tuvo repercusión ya que, en realidad, el protagonismo fue de vuelta de Sendic que quedó muy mal parado una vez más sobre estos asuntos.

A las que no incluí en mi última columna de La Democracia bajo la descripción de “quienes se desempeñaron en estos gobiernos de izquierda como representantes de la oposición” son a las gestiones de los intendentes blancos. Estaba pensando más en los entes autónomos, aunque el objetivo izquierdista sea el mismo que ya señalé  también cuando escruta las gestiones departamentales blancas. En particular, surgió en estos días el asunto Bascou en Soriano.

Sobre el tema entenderá la comisión de ética del Partido Nacional, que integra entre otros el amigo Bartesaghi, director de La Democracia, a quien tanto debemos todos en la conjugación permanente del verbo de la Libertad en estas páginas desde hace tantos años. Por tanto corresponde esperar el estudio del caso y sus fundadas e insospechadas conclusiones.

De todas formas, como principio general, imagino que será compartible lo que anoté hace dos semanas aquí: “los dirigentes que sean atacados deben poder defenderse con claridad y recibir el apoyo del partido. Pero si por alguna eventualidad resultara que no estuvieron a la altura de las circunstancias en su pasaje por la administración, sin miramientos tendrán que dar el paso al costado y caer (…) Habrá pues que conjugar con mucho rigor lo siguiente: no ceder asustado a la jauría frenteamplista con sus calumnias propaladas por doquier; pero tampoco ceder a la necedad de negar la realidad si es que efectivamente existió algún desvío”.

No imaginé que la ferocidad frenteamplista se desatara tan rápidamente. Pero entramos en el baile. Y ahora hay que bailar.

[1] http://lademocracia.info/index.php/cada-vez-mas-feroz/

3 opiniones en “Ahora hay que bailar”

  1. Pancho:
    Lo de Garcé no debería ya llamar la atención: yo también lo escuche decir en el programa «En la Mira» que si Sendic había llegado a Vice Presidente, es » porque alguna condición para tan importante cargo tendrá» , rematando desafiante «¿o no?»
    De ahí en más, cualquier cosa.

  2. Saludo y comparto con Andrés y con Francisco la comprobación definitiva de que Garcé se quitó la careta de periodista que la juega de imparcial y hasta le dieron una columna en el Observador

    Que se vaya a escribir con sus amigos frentistas en la, República ,en la Diaria o con Caras y Caretas

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