El Show debe continuar

Luz, cámara, acción...
Luz, cámara, acción…
10/11/17
10/11/17

El Frente Amplio –entre otras calamidades- ha iniciado la era de la “política espectáculo”. Un mediocre remedo de la “tinellización” vecina, pero más berreta. Básicamente, la “política espectáculo” convierte cualquier anuncio o acto de gobierno en un show mediático, vacío de contenido pero –a veces- vistoso. Su valor es puramente proselitista. Es el caso de los “Consejos de Ministros”, instancias tradicionalmente sobrias y de trabajo, convertidas hoy en un tablado propagandístico itinerante, demagógico y, por momentos, patético. Este gobierno en vez de gobernar, anuncia. Y lo hace con bombos y platillos, como acaba de hacerlo con el “pre acuerdo” con UPM. Pero esta vez, las cosas son más graves y sus consecuencias imprevisibles. Después de amagues, postergaciones y resbalones varios, finalmente, el gobierno logró concretar un anuncio. Lo hizo, claro, con formato de show mediático, pero la esencia del negocio dejó más dudas que certezas.

El gran anuncio
El gran anuncio

La extraña redacción del documento, abunda en expresiones de deseos, frases de autobombo, afirmaciones laudatorias sobre las políticas del gobierno y afirmaciones elogiosas hacia la empresa UPM. Todo muy extraño tratándose de un documento que tendrá fuerza legal. Claro que fuera de jurisdicción uruguaya. Ante un conflicto o reclamo fallará, el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de diferencias Relativas a Inversiones) con sede en Washington, dependiente del Banco Mundial.

Y lo más triste es que no existe ninguna posibilidad de que el reclamo sea uruguayo, ya que la empresa UPM no asume ningún compromiso que pueda reclamársele. Todos los compromisos son asumidos por nuestro país; compromisos muy onerosos y fuera de toda proporción con lo que este gobierno (en sus tres períodos) ha logrado ejecutar.

Por lo pronto, las obras de infraestructura que el gobierno frenteamplista deberá realizar en los próximos dos años (fundamentalmente ferroviarias), como condición previa para que UPM resuelva en 2020 si sigue interesada o no en la construcción de la nueva planta de celulosa, implicarán un endeudamiento difícilmente calculable, ya que bien sabemos que al Frente Amplio las estimaciones de costos suelen duplicársele en los hechos.

Habrá que crear un sistema ferroviario eficiente desde la capital a Paso de los Toros, un viaducto, una ampliación del puerto de Montevideo destinada exclusivamente a la empresa privada finlandesa. También habrá que acondicionarle las carreteras por dónde circulen los camiones que transportarán la madera.

Uruguay deberá realizar ese trabajo titánico y asumir todo ese costo, sin siquiera una promesa reclamable de que la planta se construirá. Si la empresa privada cambia de opinión, no habrá nada que reclamar, porque a nada se comprometió. Pero podrá designar sus propios técnicos y supervisar que las cosas se hagan según sus necesidades. Una verdadera locura.

Y no son los únicos compromisos a los que se somete nuestra nación supuestamente soberana. Hay enormes renuncias fiscales, a lo que se suman asuntos de legislación laboral y de adecuación educacional que integrarán las negociaciones del segundo tramo del acuerdo.

También resulta muy vulnerable la posición del país ante eventuales daños ambientales que pueda originarse (hay técnicos que afirman que serán muchos y graves).

El diario El País consultó al profesor de Política Mundial de la Universidad de Helsinki, Teivo Teivainen, quien, siguió de cerca los pasos que se fueron dando. Y tras el anuncio, el docente se expresó: «Hubiera sido extraño que no se alcanzara un acuerdo con lo desesperado que se ha mostrado el gobierno uruguayo».

A Teivainen le llamó la atención que, repetidamente, se anunciara que se «está por firmar» o que «hay buenas condiciones», cuando «no parece ser una estrategia de negociación de igualdad». El profesor recordó que Uruguay fue como Goliat que le ganó a David en el juicio a la tabacalera Philip Morris, pero que «en el caso de UPM no queda claro cuál es el David y cuál es el Goliat».

El acuerdo, entonces, no es tal. No es contrato entre dos partes. En realidad, no se precisaba la firma de los finlandeses. Total, no firmaron nada que se les pueda reclamar. Pero la firma de nuestros gobernantes está respaldando compromisos de toda índole a los que el país entero deberá hacer frente. Y todo esto frente a cámaras, en vivo y en directo, un show surrealista al gusto de la barra.

Aníbal Steffen

1 opinión en “El Show debe continuar”

  1. A medida que uno se va enterando de algunos compromisos asumidos por nuestro gobierno y recordando el posicionamiento de esta fuerza política en la oposición, puede llegar a asegurar el enorme poder transformador que tiene el ejercicio del poder para quienes siempre los aspiraron pero jamás lo habían ejercido.

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